Chapter 4 Capítulo 4: “Un Aliado”
-¡Miau, miau y re miau! ¿Qué es todo este lío? Mapas… dioses… César…
Mistófelis no sabía qué hacer, así que como casi todos los gatitos que no saben qué hacer y buscan que alguien los ayude… se puso a llorar justo en el medio de la calle.
-Miauuuuu, miauuuuu, miauuuuu-
Mistófelis lloraba con tanta fuerza que casi todos los que pasaban la miraban…hasta que un nene, como de 6 o 7 años que llevaba unas bolsas con frutas y que estaba algo cansado se le sentó al lado.
Claro que la gatita estaba tan compenetrada que ni se dio cuenta. Antonio, que así se llamaba el nene, se enterneció y la acarició despacito por el lomo.
-¿Qué te pasa michi? ¿Tenés hambre?
Pero Mistófelis seguía llorando.
-¡Ah! Ya sé, debés estar perdida.
Cuando la gatita escuchó la palabra “perdida” abrió esos enormes ojos verdes que tiene, dejó de llorar y se empezó a refregar por la pierna de Antonio.
-Ja, ¡Qué bonita que sos!, claro que te entiendo, estar perdida en Roma es todo un problema.
-El problema es que si quiero volver a casa, bueno a mi colegio… primero tengo que encontrar a un tal César.
-¡Ah ¡Qué suerte que tenés, amiguita, yo soy uno de los esclavos de su familia.
-¿Esclavo? Y… ¿Eso qué es?
-Bueno, algunos son patricios, que tienen casas grandes y gobiernan la ciudad, y otros, como yo, que no tenemos familia, vivimos en la casa de algún patricio y somos esclavos, ayudamos en las tareas del hogar, y esas cosas, pero nos quieren y nos tratan como a un hijo más.
-¿Y quién es este César?
-¿Cómo me preguntás eso? Julio César es el general romano más importante que existe.
-Miau
-El César conquistó muchas tierras para Roma con sus legiones de soldados, y además es un hombre muy importante en el senado, que es donde se hacen las leyes de la república.
-Miau… qué emoción, pero ¿cómo puedo hacer para encontrarlo?- Antonio sonrió y le guiñó un ojo.
-Seguime, yo sé dónde puede estar.- Y sin decir ni mu, digo ni miau, Mistófelis se puso a caminar.