Chapter 4 Capítulo 4: “Un esclavo llamado Henry”
-¡Miauuuuuu! ¡Estamos bajando muy rápidooooo! Y shhhhhh, Mistófelis aterrizó suavemente a lomo del cuervo entre las plantas de algodón. -¡Miauuuu! ¡Cuidado conmigo! ¿Dónde estamos? Claro que el cuervo siempre respondía lo mismo, “nunca más”, así que no insistió. -Bueno amigo, no sé lo que querés pero… la verdad es que volar no estuvo nada mal…
Se bajó despacito y miró para todos lados. Mistófelis estaba desorientada. Había muchos negros, hombres, mujeres y niños pequeños. Todos cargaban canastas de mimbre y se movían al ritmo de una canción que cantaban a viva voz. El sol era sofocante, todos estaban transpirados pero parecía que no les importaba…
-¡Ey! ¡Miauuuuu! Acá hace mucho calor… ¿Por qué no vamos a descansar y después seguimos? -Shhh– Le contestó Henry, un muchachito de siete años que estaba trabajando junto a su mamá. –No hagas ruido gatita… agáchate para que no nos vean y salgamos de acá…
Mistófelis no entendía nada, pero le guiñó un ojo al cuervo, se agachó lo más que pudo y empezó a caminar como sólo los gatos saben hacer. Henry los guió a través de los campos de algodón entre canastas y piernas escondiéndose de unos negros enormes que tenían látigos en la mano, y que parecían estar listos para castigar al primero que dejara de trabajar.
Al cabo de un rato, llegaron a una cabaña de madera con olorcito a pan recién horneado y a queso de cabra, que es el preferido de Mistófelis. -Uf, llegamos…- Suspiró Henrry -Si… pero ¿A dónde llegamos?- Preguntó Mistófelis mirando al niño y al cuervo que enseguida respondió “nunca más”.