4.1 Parte 2
-Ésta es la cabaña de mi tío Tom… el mejor esclavo de la plantación. -¿Esclavo?- Preguntó Mistófelis abriendo los ojos. -Sí, esclavos. Todos los negros pertenecemos a un amo blanco, trabajamos para él… A veces tenemos un amo bueno, pero otras… son amos muy crueles que nos castigan…
-Esto no puede ser.- Dijo Mistófelis indignada. -Nunca más.- Dijo el cuervo. -Mi nombre es Mistófelis.- Dijo la gata. -Y… estoy buscando el sombrero de un tal Abraham Lincoln. -¿Abe Lincoln?- Dijo Henry con los ojitos abiertos como dos platos. -Mistófelis… Abe Lincoln es un abogado muy honesto y ha defendido a muchos negros. Él dice que todos los hombres somos iguales y que no debería haber esclavos… Pero él no sabe mucho sobre nuestros sufrimientos… porque él vive en el norte, y allá no hay esclavitud… -Bueno… yo sí sé sobre ustedes y te prometo que voy a escribirle una carta contándole todo lo que les está pasando. -¡Gracias michi!- Dijo Henry con lágrimas en los ojos. -Bueno, te lo dije para que te pongas contento, no para que llores… -No, no lloro por eso, es que nuestro amo está quebrado y… -¿Qué, se quebró una pata? -No, no se quebró una pierna, ni ninguna otra parte… Está quebrado de plata… no tiene más plata y va a vender a todos sus esclavos… y parece que nos va a comprar un amo muy, pero muy malo, que les pega a todos con un látigo.
Henry no pudo terminar de hablar, se le hizo un nudo en la garganta y se puso a llorar. Entonces, Mistófelis empezó a ronronear y le empezó a frotar la carita por las piernas, para hacerle caricias, como hacen caricias los michis.
-Henry… no llores, yo tengo un plan…- En ese momento los ojos verdes de Mistófelis se encendieron como dos faroles.