5.1 Parte 2
Aquiles ni había dejado de hablar cuando el grito -¡Vamos mirmidones!- salió de la boca de sus soldados y recorrió con su eco todas las montañas de alrededor.
-Los tengo conmigo-, pensó Aquiles, pero el problema era que él no estaba convencido de participar… mientras pensaba, su amigo Patroclo lo estaba mirando. Como por arte de magia se dio cuenta de lo que pasaba por la cabeza del héroe, y se preocupó mucho porque sus soldados iban a creerlo un cobarde si no iba, así que ni lo pensó, se vistió como Aquiles y haciéndose pasar por él se subió al barco y se puso al mando de los mirmidones.
Aquiles estaba tan concentrado en sus pensamientos, que ni se dio cuenta de que su amigo había tomado su lugar.
-Qué macana-, pensó Mistrófelis, -Si Aquiles no va a la guerra, los Griegos no van a ganar… ¿Qué puedo hacer?, alguien lo tiene que convencer. ¡Ah, ya sé! Su madre, la Ninfa Tetis, la de los pies de plata, hará que participe… voy a acercarme a él y voy a maullar su nombre…- y sin pensarlo dos veces, gateó hasta los pies de Aquiles y empezó a maullar -Tetisiiis, Tetisssss, Tetttttiiiiisssss…
El plan fue todo un éxito, Aquiles empezó a pensar en su madre y dijo, -Sí voy a visitar a mi madre, ella puede ver el futuro, así que me dará un consejo sabio.
Como los dioses del Olimpo no tenían nada que hacer, más que ocuparse de los mortales, podían escuchar hasta lo que pensaban, así que Tetis, la de los pies de plata, de inmediato se trasladó al río más cercano al lugar donde se encontraba Aquiles y cuando su hijo, el de los pies veloces llegó, ella de inmediato salió de las verdes aguas.
-Y bien, -empezó a decir Tetis, la de los pies de plata, ni bien terminó de abrazarlo, -¿Qué querés consultarme, hijo mío…?
-Quiero saber si debo ir a Troya,- dijo él sin dar más vueltas.
-La respuesta está en tu interior, yo sólo te diré qué pasará si no vas y qué pasará si vas. Si peleás en Troya, no volverás jamás a tu hogar en Grecia… pero tu fama será tan grande que ningún hombre te olvidará jamás, serás un héroe. Si no peleás en Troya… vivirás en tu hogar en Grecia hasta que seas muy viejito… pero perderás toda la gloria y no serás admirado por nadie… Bueno, la decisión está en tus manos…
Qué dilema… Mistófelis, que estaba por ahí cerquita, se puso tan nerviosa que hasta empezó a mordisquearse las uñas, qué decisión tan difícil, qué diría Aquiles, ¿Querría una larga vida pero sin pena ni gloria o querría pelear en Troya y pasar a la historia como el más grande de los héroes Griegos?
Mientras tanto, Patroclo ya estaba al mando de los Mirmidones en medio del mar Mediterráneo.