6.1 Parte 2


Justo cuando se disponían a salir a los jardines, una multitud de mujeres armadas con lanzas, espadas, cuchillos y todo tipo de objetos cortantes se agolpó en la puerta de entrada del palacio. -¡Basta de fiestas! ¡Basta de lujos! ¡Somos las mujeres del pueblo y queremos pan y trabajo ya ! ¡Pan y trabajo! ¡Que salgan los reyes! ¡Que salgan los reyes!- Gritaban las mujeres mientras golpeaban las rejas de la entrada del palacio.


mujeres


-Escondete Mistófelis, creo que la revolución llegó a Versalles… no hay tiempo que perder. El revuelo fue enorme y toda la familia entró de inmediato a refugiarse al palacio. Aquella noche no hubo fiesta. Todo estaba muy quieto en Versalles, y nuestros gatitos espías decidieron tener una visita secreta con su majestad María Antonieta. -Miauu, Madamme… ¿Podemos entrar?- susurró Olivier que tenía modales más aristocráticos que Mistófelis. -¿Quién anda ahí?- dijo la voz entrecortada de la reina que se estaba secando las lágrimas. -Somos nosotros… Olivier y Mistófelis… que venimos a ayudar a Papillon. -Ahhh, muchas gracias… yo estoy tan triste y tan arrepentida… el pueblo de Francia ha sufrido tanto hambre y tanta miseria mientras nosotros vivíamos de fiesta en fiesta.. y ahora que queremos pedirles perdón…ahora que queremos ayudarlos… creo que ya es demasiado tarde… pero mis queridas mascotas… ellos no tienen la culpa… tienen que ayudarlos… ¿No es cierto mi Papillon?- Dijo María Antonieta mientras acariciaba a su perrito preferido. -¡Claro su majestad! Para eso estamos- Dijo Olivier, porque Mistófelis estaba tan emocionada por la belleza de la reina que no podía decir ni una palabra.- Mañana mismo nos los llevamos de aquí. Pero antes de que pudieran decir otra palabra, ¡Bang! Un disparo se oyó dentro del palacio y en enseguida otro ¡Bang! Y otro ¡Bang! Y otro ¡Bang! Y ¡Pum, pum pum!


palacio


-¡Abran la puerta! ¡Queremos a esa reina!- Gritaban cientos de voces mientras golpeagan la puerta con tanta fuerza que ya se iba a caer. - Por acá su majestad- Dijo Olivier y sacó a la reina y a Papillon por una puerta secreta que conducía nada más y nada menos que al cuarto del rey. -¡Ah! Mi querida… estamos atrapados… estamos en peligro… -Su alteza…- Empezó Mistófelis con voz muy muy bajita… -¿Qué tal si sale al balcón? En mi país todos los gobernantes salen al balcón y parace que les da bastante resultado… - Bueno… gatita… no veo otra salida… Así, el rey, la reina, sus hijitos y Papillon salieron al balcón… la multitud los escuchó, los reyes prometieron comida y bienestar y en menos que canta un gallo o que Mistófelis dice miau, estaban gritando ¡Que viva el rey! ¡Que viva la reina! Claro que de inmediato 10.000 mujeres y 20.000 soldados se los llevaron a todos, Mistófelis y Olivier incluidos. -Pero ¿Dónde nos llevan?- Preguntó María Antonieta con terror en la voz. - A París, al palacio de las Tullerías. -Respondió el general Lafayette, que siempre estaba cerca de ellos para protegerlos. - Olivier… esto se pone negro.- Dijo Mistófelis y se escondió debajo de la capa de María Antonieta.


carruaje