7.1 Parte 2


-Miau.- Gritó Mistófelis asustada.- Esto es el colmo… ¿Cómo traen a un bebé a una taberna? Vení Olivier… vamos a verlo.. y mientras hablaba, pegó un salto y empezó a destaparse la carita…- ¡Miauuuuuuu! Mistófelis cayó de espaldas y un hombre muy, muy pequeñito, casi tan chiquito como un bebé salió del cochecito.

-Hola amigos, ¿Ustedes son Mistófelis y Olivier?- Dijo sonriente Richebourg. Soy espía… y me manda el Conde d’Antraigues… hay novedades… pero no quiero hablar aquí, es muy peligroso… Mistófelis… por favor poneme en el carrito así vamos más rápido.

Mistófelis no podía creer lo que estaba pasando, aquel hombre chiquitito se trepó al cochecito de bebé y de tapó con una mantita celeste. Los gatitos se miraron y sin decir ni miau empezaron a empujar el carrito, mientras Richebourg les decía a dónde ir. Al cabo de un rato llegaron a Notre Dame, la catedral de París y a pedido del mini espía se sentaron en el banco más alejado de la catedral.

-Listo- Dijo Richebourg sacándose la frazadita de la cara y acomodándose los bigotes- la cuestión es que el conde me dijo que mañana a la noche llega Sally de los Estados Unidos.

-¿Y quién es Sally?- Preguntó Olivier con tono de desconfiado.

-No es quién, es qué. – Contestó el mini hombre.- Sally es un barco que manda el Capitán Clough.- Richebourg tosió, miró a ambos lados y siguió.- Sally va a entrar en la celda de María Antonieta.


barco


-¿Pero cómo va a entrar un barco en un edificio?- Preguntó Mistófelis rascándose la cabeza y con cara de no entender nada.

-No, Sally es la hija del Capitán.- Contestó Richebourg.

-¡Qué lío, todos se llaman igual! – Protestó Mistófelis pero se calló en cuanto Olivier le dio un golpe en la cabeza.

-Silencio, presten atención.- Dijo Richebourg.- Sally entra con un bolso en la celda, una vez adentro le da su ropa a María Antonieta, así el guardia cree que es Sally y ponen a Papillón en el bolso. ¿Está claro?

-¿Y nosotros qué hacemos?- Preguntaron Mistófelis y Olivier a coro.

-Ustedes son el elemento sorpresa… cuando la reina está saliendo, ustedes hacen de cuenta que se pelean, y gritan y se revuelcan, así distraen al guardia, después cargamos a todos en el barco y los llevamos a Estados Unidos. ¿Está claro?

-Sí, mi capi- Contestaron a coro los gatitos y Mistófelis se puso las manitos contra el pecho porque tenía miedo de que se le escapara el corazón.